USO Y ABUSO DEL ESPACIO PÚBLICO EN LA PAZ

Una cuarta entrega sobre los problemas urbanos de La Paz, los que me permití priorizar desde mi punto de vista y cuyas soluciones demandan grandes inversiones, verdadera voluntad política y efectiva participación. Ésta es la continuación de la del tema espacio público, nos enfocaremos en el uso que se le da en la ciudad; pero, también, se hará énfasis en las responsabilidades que, como autoridades, ciudadanos, inversores y profesionales asumimos.

Uso del Espacio Público

Hemos visto que el espacio público es insuficiente en la ciudad de La Paz, deficitario y con el problema de la escasez de áreas para encarar una reversión de ese déficit, veamos cómo usamos el que tenemos.

  • Las áreas verdes para el uso y disfrute de la población, además de escasas, están rodeadas de rejas;
  • las aceras, parte fundamental del más común de los espacios públicos, la calle, están ocupadas por comercio, formal e informal, servicios (talleres mecánicos, por ejemplo) o actividades particulares de construcción e, incluso, estacionamiento vehicular
Uso espacio36
Aceras ocupadas por comercio informal en La Paz
  • las plazas, pocas son espacios recreativos, en muchas hay invasión comercial, ocupaciones “temporales” por ferias que, de tanto repetirse, ya no son “tan temporales”;
  • la plaza cívica por excelencia, la Plaza Murillo, está prohibida para el ejercicio democrático de la libre expresión;
  • los parques urbanos, como el de Mallasa o el de Pura Pura, están aún en formación, especialmente este último, para ser atractivos y seguros espacios de recreación;
  • el Parque Urbano Central no logra consolidarse como un área de recreación, aunque áreas como las “canchitas” y el Laikakota son lugares atractivos y con mucha actividad. Soy muy crítico con el uso de “césped sintético” en campos deportivos en un parque urbano.
  • el riesgo de desaparición del Parque de la Revolución es real, la invasión de loteamientos parece imparable y lo mismo ocurre con las cerranías del sureste (Auquisamaña, Alto Calacoto, Alto La Florida), con asentamientos caros en proceso de consolidación (Urbanización Escondida, por ejemplo).
Parque Revolución-C
El área destinada al Jardín de la Revolución, que nunca llegó a consolidarse como el gran espacio verde y pulmón urbano que debió ser, está en peligro de desaparecer por la arremetida de loteadores. Obsérvese los movimientos de tierra ya realizados.

El paisaje como capital de la Ciudad Maravilla y su paulatina destrucción será tema de otra entrega.

¿Cuál es, entonces, el concepto de espacio público que tenemos como autoridades, como ciudadanos y como sociedad en general?

Hay autoridades que se consideran dueñas de todo, no se les pasa por la cabeza que son funcionarios administradores temporales de la propiedad de todos, no entienden que el Palacio de Gobierno (incluido el mamotreto recién construido), el edificio del Congreso (incluido el horror en construcción) o cualquiera de los edificios de los ministerios u otras oficinas estatales son edificios públicos (“público es aquello perteneciente a toda la sociedad o común del pueblo”, señala el diccionario), por tanto esos edificios son de todos nosotros y nosotros, al ejercer democracia, hacemos a esas autoridades sus administradores temporales. Sin embargo, lo primero que le ponen a un edificio público son rejas, o restringen el paso  por una vía pública porque es “la calle de la casa del pueblo” (sí, con minúsculas), por la calle donde se ubica la residencia presidencial no circulan vehículos desde las 10 de la noche, por la acera de esa misma calle no pueden circular peatones nunca!!! ¿Por qué? ¿No es nuestra ciudad? ¿No es nuestro espacio? Menudo inquilino tiene esta hermosa ciudad, sí, inquilino, porque eso es el aparato del gobierno central en la ciudad de La Paz.

También la autoridad municipal, quizás en su celo por el mantenimiento y cuidado de las escasas áreas verdes, restringe el uso y disfrute de los espacios públicos colocando rejas, incluso peligrosas por su diseño, rodeando áreas que debieran ser abiertas y de acceso libre para todos (ver foto de encabezado). También pienso que debiera asumir responsabilidad por la ocupación indiscriminada del espacio público que hace el comercio informal, no ejerce control, carece de información, o si la tiene no la usa adecuadamente, y va perdiendo autoridad frente a organizaciones que se hacen cada vez más fuertes, hasta peligrosas, y se adueñan de la ciudad ¿sin vuelta atrás?, esperemos que no.

Pero aquí entra la idea de espacio público que tenemos los ciudadanos, ese acceso libre que reclamo ¿asegura el cuidado y el mantenimiento que, con esfuerzo, busca la autoridad municipal? Este es un aspecto muy importante del uso y disfrute del espacio público. “Pseudo-graffiteros” (respeto el “graffiti” como arte) ensucian la ciudad con garabatos que, en su mayor parte, son copiados, queriendo “hacerse dueños” de nuestros espacios visuales, destruyen con su mugre pintada monumentos y edificios patrimoniales, pintan sobre piedra como si fuera una superficie cualquiera de plástico, seguramente porque no saben, o no les importa, que la piedra es el material más noble que nos da la naturaleza, por el tiempo que ella se ha tomado en crearla; en este crimen se les suman los “pseudo-graffiteros esbirros” de los políticos en tiempos de elecciones (pobre ciudad, lo se le viene en muy poco tiempo!!!).

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Fachada del Centro Cultural de España en La Paz, proyecto del Arq. Julio Mariaca Pando que data de 1937, construido en piedra, ahora dañada por «pseudo-grafitteros» con garabatos sin sentido que no consideran la importancia de la obra ni el valor de la piedra como material.

Hay quienes pisotean jardines bien trabajados, que destruyen plantas y árboles, que echan basura en fuentes de agua (por eso no hay muchas), que sacan a calles, plazas y parques a sus mascotas y que no limpian lo que éstas ensucian, que dejan basura por donde pasan o la tiran desde sus vehículos en marcha; con esta mentalidad, el acceso libre al espacio público se vuelve un peligro.

Tampoco hay respeto por la libre circulación que favorece al flujo vehicular, las empresas proveedoras a comercios detienen sus camiones sin discriminar vías principales, a cualquier hora, interrumpiendo como «por derecho» el flujo de la circulación vehicular, como lo hacen empresas de servicios para las que las vías son consideradas espacios de estacionamiento como un «derecho adquirido» por su actividad.

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Ocupación indiscriminada de la vía en provecho del negocio privado.

Como sociedad en general no hemos entendido la idea de espacio público, los bloqueos contra la autoridad son una restricción al uso y disfrute del espacio nuestro, restricción generada por nosotros mismos, nos bloqueamos para protestar contra las autoridades que, insensibles, les interesa un bledo el bloqueo porque a ellas no les afecta, sin embargo, con cada bloqueo hacemos la ciudad menos amigable para nosotros mismos y, lamentablemente, nos hemos acostumbrado y hemos hecho del bloqueo parte de nuestra cotidianeidad ¿es justo?

El uso del espacio público como mercado, por su connotación social, por su importancia en nuestra ciudad y por su dimensión, será analizado en otra entrega.

Imagen superior: Vista nocturna de la Fuente de Neptuno en la Plaza del Montíclo, Sopocachi, fotografiada por «Lived Moments – Samito», 2015.

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Jorge Valenzuela Valenzuela

Soy arquitecto urbanista, titulado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), La Paz, Bolivia, tengo una Maestría en Arquitectura y Diseño Urbano (UMSA-Universidad de Buenos Aires-Centro Poiesis) y un Diplomado en Educación Superior y Enseñanza Universitaria (Università degli Studi Guglielmo Marconi-UVirtual). Experiencia de trabajo: Viceministro de Urbanismo (1985), Director Ejecutivo del Consejo del Plan Regulador de Sucre (1982-1984), Oficial Mayor de Gestión Territorial del GAMLP (2002-2005), Gerente General del Proyecto del Parque Urbano Central de La Paz (2005-2006). Consultor en Urbanismo, Diseño Urbano, Ordenamiento Territorial y Arquitectura en proyectos de: Banco Mundial, BID, NNUU, USAID, secretarías y Ministerios del Gobierno Boliviano, GAMLP e instituciones y personas del ámbito privado. Docente de pre-grado y post-grado en UMSA, UCB, UPSA y UPB. Arquitectura: Primeros Premios (3), Segundos Premios (2) y Menciones Honrosas (3) en concursos nacionales e internacionales de arquitectura y en la XII Bienal de Arquitectura Boliviana: Proyectos de arquitectura para instituciones públicas, personas e instituciones privadas desde 1976. Disertante invitado en congresos, seminarios y cursos nacionales e internacionales.

5 comentarios en “USO Y ABUSO DEL ESPACIO PÚBLICO EN LA PAZ”

  1. Como los ejemplos descritos, seguramente, hay muchos más. Pregunto: ¿podremos proponer un plan de acción para, por lo menos, mitigar los efectos nocivos de este uso indiscriminado y abuso del espacio público? Hace años, los vecinos del barrio San Miguel denunciaron el cambio de uso del área verde de ese asentamiento, a manos de un alcalde inescrupuloso, contra toda normativa municipal. Ahora, en el mismo barrio, se ha enajenado un predio de más de 4.000 m2. -espacio público que servía para esparcimiento de jóvenes, vecinos y no vecinos del lugar- para un enprendimiento privado que tal vez hubiera podido ser interesante si participaban los vecinos (Ley de Participación Popular). En éste momento la maquinaria municipal está en la tarea de demoler las instalaciones que, con el esfuerzo vecinal, sirvieron para el esparcimiento y solaz de la juventud. Lo más grave es que la enajenación del predio durará 30 años, aparte del tiempo que demandará su construcción. ¿Porqué se niega la participación vecinal en este proyecto? ¿A quienes beneficia? ¿Quién y cómo percibirá los ingresos por estacionamientos, alquiler de locales y hasta de los sanitarios que los ciudadanos no podremos utilizar sin pagar su utilización en beneficio de un privado? Es justo que quien invierte reciba un lucro proporcional y razonable a su inversión; sin embargo, quienes disfrutaron por medio siglo de un predio que les fuera cedido y que ahora posiblemente vale ocho millones de dólares o más, tendrán que pagar por el uso de esos supuestos espacios comunitarios. No encuentro racionalidad y menos justicia, ni equidad en todo ésto. ¿Qué opina estimado arquitecto Valenzuela?

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    1. Estimado arquitecto y maestro Juan Carlos Barrientos, gracias por seguirme. No sabía que el emprendimiento que usará ese espacio fuera privado, según la información municipal será un equipamiento municipal; me comprometo a averiguar sobre esta situación. Entiendo que el predio era parte del área de equipamiento de la Urbanización San Miguel y si se lo va a destinar para negocio privado, es, desde todo punto de vista, inaceptable. Volveré sobre el tema con más información.

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    2. Estimado maestro Juan Carlos Barrientos, por la información publicada por el propio GAMLP, se confirma que el equipamiento que se está construyendo en San Miguel es una concesión, por 30 años, a una empresa privada. La concesión es un mecanismo legal para lograr inversión dirigida a la construcción de equipamientos, en este caso de cultura y recreación; efectivamente, el uso de esos espacios no será libre ni gratuito, como sería si el equipamiento fuera municipal. Mi opinión está dividida entre el hecho de contar con ese equipamiento, pagando, o privarnos de él por falta de recursos de inversión; las condiciones de administración que el acuerdo público-privado debiera establecer tendrían que estar dirigidas, primero, a favorecer el uso por parte de la población. Debemos seguir indagando.

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  2. Por un lado, las autoridades municipales que se creen dueños de La Paz, que por ese afán de reunir ingresos están convirtiendo muchas calles en estacionamientos públicos, que cobran por los espacios publicitarios de los comercios [ahora resulta que la alcaldía también es dueña de los espacios visuales no importa si está esta en la propiedad misma, por otro lado, la gente que parece padece un trastorno social y no sabe como dañar las nuevas obras, las fachadas, incluso que convierten los pocos espacios de recreación para jóvenes y niños en bares al aire libre, dónde ademas se aprovecha para delinquir, asaltar y agredir a las personas.

    Debemos rescatar La Paz para los paceños, tanto de las autoridades como la gente que hace mal uso de los espacios públicos.

    _Blackened

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  3. He recibido, en mi cuenta de Facebook, el siguiente comentario sobre las últimas dos entregas del blog, de parte del Aq. José Luis Costa Benavides; por su importancia para el debate lo transcribo:
    «Mi estimado Cone, respecto a las entregas dos y tres de Haciendo Ciudad, debo añadir que el espacio publico en esta ciudad verdaderamente lo utilizamos y eso hace a una ciudad muy viva y muy de sus habitantes. En el nos manifestamos, comerciamos, socializamos, trabajamos y nos divertimos, al contrario de otras sociedades, el espacio público nos lo apropiamos y le damos uso. El problema radica en la desconsideración que tenemos respecto a los otros usuarios, apropiándonos del espacio publico privatizándolo y administrándolo como si de uso exclusivo se tratara. Esta indebida apropiación produce que el “usurpador” elabore sus propias reglas y desconozca las reglas que fueron elaboradas para la ordenada y buena convivencia entre los ciudadanos.
    Cuando hablo de la mala apropiación y privatización del espacio publico, no me refiero únicamente a los vendedores callejeros, aquellos que sacan sus estantes a las puertas de los locales obstruyendo la circulación, el minibusero que se detiene donde le place, el constructor que usa la vía como deposito de obra o el propietario de un local que usa la calle como servicio de parqueo de su negocio, sino también a los propietarios de casas, que deciden arbitraria y abusivamente apropiarse de la calle, cerrarla con una portería y restringir la circulación, transformando el espacio público en condominio privado, ante la inoperancia del GMLP o quien sabe, con la complicidad de ellos».

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