PLANIFICAR CIUDAD Y REGIÓN

Desde su definición, la planificación debe entenderse como un PROCESO de toma de decisiones, en el que deben considerarse la situación actual y los factores, externos o internos, que pueden influir en el logro de objetivos que delinean un futuro deseado. Es importante incidir en la idea de proceso, que se define como “un conjunto de actividades mutuamente relacionadas o que al interactuar juntas, simultánea o sucesivamente en los elementos de entrada los convierten en productos o resultados”.

Por otra parte, toda estrategia, acción o propuesta de desarrollo se manifestará de una u otra forma en el territorio, cuya ocupación, su dominio y explotación han sido, básicamente, las condicionantes de la historia de la humanidad sobre la Tierra, por lo que la planificación física, traducida en ordenamiento del territorio, es fundamental. Sin embargo, este ordenamiento no tiene sentido alguno si no se basa en los asentamientos humanos, cuya expresión más compleja son las ciudades, en las que, para el año 2050, habitará más del 75% de la población mundial.

La población se concentra en las ciudades buscando y, muchas veces, logrando oportunidades para mejores condiciones de vida, esta concentración también promueve la diversificación, disponibilidad y calidad de bienes y servicios, mejora la gestión de los servicios básicos, expande los beneficios de la tecnología y las comunicaciones y crea condiciones para la productividad en muchos sectores de la economía; pero, por otra parte, provoca grandes desafíos en la dotación de servicios básicos, en la producción de vivienda, en la generación de empleos, en la seguridad y en el ordenamiento del territorio, demandando la planificación del uso del suelo y la protección del medio ambiente y los recursos.

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La concentración de la urbanización genera oportunidades y, al mismo tiempo, problemas que deben afrontarse; no frenar la urbanización, prepararse para ella. Fotografía: Laderas de La Paz, Luz y Sombra Photography, 2013.

Además de estas ventajas, los desafíos descritos se encuentran con problemas de desigualdad y pobreza crecientes en las áreas periurbanas y en el área rural, expansión no controlada de algunas ciudades (El Alto y Santa Cruz, por ejemplo) y condiciones de vulnerabilidad ante desastres naturales de diferente índole, según las variadas características del territorio, problemas que deben enfrentarse con una gestión eficiente de los asentamientos humanos, estrechamente vinculada con el desarrollo sostenible de las regiones y del país.

Hasta ahora, la expresión más importante de la vinculación de las ciudades con sus regiones se da con la migración de población rural hacia las concentraciones urbanas, ahondando los problemas de éstas, porque no se promueven efectivamente las actividades económicas secundarias, vinculadas a las primarias, en su lugar de origen. Como ejemplos: El Alto recibe ganado en pie para la producción de carne en mataderos con pésimas condiciones de operación y La Paz recibe cítricos o café de Los Yungas para su empaque en “industrias” ubicadas en el área urbana; el desarrollo sostenible en la región se posibilitaría si el valor agregado de faeneo, empaque y distribución al mercado urbano se generara en el lugar de origen del producto, lo que seguramente deba ser una iniciativa privada pero NECESARIAMENTE promovida por el Estado.

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Generar valor agregado en el lugar de origen de la producción permitiría desarrollar ciudades intermedias y menores con actividad económica ligada a la especialización productiva de su región; economía comunitariasistema de ciudades, eficiencia espacial en la producción. Uno de los efectos positivos sería la reducción del flujo migratorio campo-ciudad. Gráfico: elaboración propia.

(En alguna entrega posterior hablaremos de mi concepción de la, demagógicamente, tan mentada “economía comunitaria”, que yo sí creo posible y es muy importante para el desarrollo urbano, aunque no como la predican. Tiene relación con la “función económica de las ciudades y regiones”).

Los ejemplos muestran con claridad las posibilidades de un desarrollo urbano vinculado al desarrollo rural que, con seguridad, debiera generar una reducción de la migración campo-ciudad, siempre y cuando, con una adecuada planificación, las poblaciones rurales relacionadas a la producción reciban los beneficios de las concentraciones urbanas, en un proceso que me atrevo a llamar “urbanización del campo”, con ciudades planificadas, vinculadas con su región, compactas, con actividad económica propia y con servicios, en una búsqueda de eficiencia espacial en la producción, basada en sistemas de ciudades, conectando ciudades grandes, intermedias y menores, haciendo que, junto al territorio en el que se asientan, se conviertan en motores del desarrollo.

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Gráfico, de elaboración propia, con el que busco explicar el concepto de Sistema de Ciudades en el Territorio. Es sobre un territorio, con sus propias características medioambientales y con sus recursos, que construimos nuestro hábitat y nuestra vivienda, en centros poblados, cuya forma y jerarquía, articulación y conectividad y función o rol que ejercen, definen las condiciones de su integración en un SISTEMA.

Una vez definida la estructuración del sistema de ciudades es posible formular políticas para fomentar la concentración en más de una ciudad, empezando por las ciudades intermedias, posibilitando acciones más eficientes en cada una de ellas para reducir la pobreza urbana, fortalecer la economía y la planificación urbanas y lograr la sostenibilidad de los centros poblados y del sistema mismo.

No obstante que en Bolivia, según datos del Censo de Población de 2012, el 58.16% de la población se concentra en centros urbanos de más de 20.000 habitantes[1], la planificación que se realiza en el ámbito estatal está muy lejos de considerar esta realidad y la importancia de las ciudades como motores del desarrollo; para corroborar esta afirmación basta ver que la estructura del Estado cuenta con un Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras mientras que el desarrollo urbano está bajo la responsabilidad de una Dirección General de Desarrollo Urbano, dependiente del Viceministerio de Vivienda y Urbanismo, en el Ministerio de Obras Públicas, como si la ciudad fuera sólo infraestructura.

Sin embargo, se debe y es justo mencionar que, en los últimos meses, el Viceministerio de Urbanismo y Vivienda, con asistencia técnica y decidido apoyo de ONU-Hábitat, ha iniciado el trabajo de elaboración de la Política Nacional de Desarrollo Integral de Ciudades, un excelente esfuerzo para, por fin, generar una política de estado para el desarrollo urbano en Bolivia. Este trabajo ha buscado la participación de muchos sectores en reuniones, seminarios y consultas (de muchos de los cuales fui partícipe), llegando a la realización del Foro Urbano Nacional, el 30 y 31 de octubre pasados. Un excelente paso, aunque el Pronunciamiento del Foro haya acabado en un documento excesivamente largo, muy retórico y enfocado en detalles no muy importantes, cuyo análisis debiera ser objeto de otra entrega de este “blog” a futuro.

[1]        En Bolivia se considera área urbana, desde mi punto de vista erradamente, a asentamientos con 2.000 habitantes o más, lo que incrementa este porcentaje a 67.33% de población urbana.

Imagen superior: Vista de Lipari, fotografía de Juan José Vázquez

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Jorge Valenzuela Valenzuela

Soy arquitecto urbanista, titulado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), La Paz, Bolivia, tengo una Maestría en Arquitectura y Diseño Urbano (UMSA-Universidad de Buenos Aires-Centro Poiesis) y un Diplomado en Educación Superior y Enseñanza Universitaria (Università degli Studi Guglielmo Marconi-UVirtual). Experiencia de trabajo: Viceministro de Urbanismo (1985), Director Ejecutivo del Consejo del Plan Regulador de Sucre (1982-1984), Oficial Mayor de Gestión Territorial del GAMLP (2002-2005), Gerente General del Proyecto del Parque Urbano Central de La Paz (2005-2006). Consultor en Urbanismo, Diseño Urbano, Ordenamiento Territorial y Arquitectura en proyectos de: Banco Mundial, BID, NNUU, USAID, secretarías y Ministerios del Gobierno Boliviano, GAMLP e instituciones y personas del ámbito privado. Docente de pre-grado y post-grado en UMSA, UCB, UPSA y UPB. Arquitectura: Primeros Premios (3), Segundos Premios (2) y Menciones Honrosas (3) en concursos nacionales e internacionales de arquitectura y en la XII Bienal de Arquitectura Boliviana: Proyectos de arquitectura para instituciones públicas, personas e instituciones privadas desde 1976. Disertante invitado en congresos, seminarios y cursos nacionales e internacionales.

4 comentarios en “PLANIFICAR CIUDAD Y REGIÓN”

  1. interesante idea.
    No me considero especialista en el tema , por eso quiero asumir el rol de cuestionador (con las disculpas del caso) .
    Cual es la linea que separa lo urbano de lo rural?
    Cuando un lugar se convierte en urbano y deja de ser rural?
    tiene algo que ver con la densidad poblacional?
    Es malo que un lugar con el saneamiento básico, comunicación adecuada, accesos expeditos y oportunidades de trabajo se siga llamando rural?

    Tengo un amigo que vivía en una gran ciudad de Alemania y hace un tiempo se fue a vivir en lo que el llama un puebito apartado en la frontera con Suiza. Por las imágenes que envía es un lugar con todas las comodidades de la ciudad, y el realiza todo su trabajo (o gran parte) en la red. Creo que tiene lo mejor de los dos lugares sin embargo no me parece que el lugar donde vive sea urbano plenamente.

    Me gustaría que se amplíen los conceptos de Urbano para poder desarrollar un criterio mas claro, y de esa manera poder intervenir con mayor criterio
    muchas gracias.

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    1. Gracias por el valioso comentario, estas ideas permiten revisar y mejorar propuestas. Precisamente de eso trata la idea de «urbanizar el campo», por eso está entre comillas, porque urbanizar conformando grandes ciudades sería un error; la idea plantea llevar al campo las ventajas de la vida urbana, pero sobre todo preservando y valorizando el suelo productivo, organizando el trabajo para la eficiencia productiva y planificando el desarrollo de los asentamientos humanos controlando de inicio los problemas propios de la concentración urbana. (No contesté antes porque, por algún error que desconozco, su comentario fue enviado a «spam», mil disculpas).

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      1. Que bien que plantees una visión más amplia, la planificación actual requiere de enfoques complejos y conceptos adecuados, uno de ellos es Región, de los años ´90 que se puede recuperar para evitar la polaridad campo – ciudad que heredamos del marxismo, si planificas una región cualquiera puedes comenzar por hacer catastro unitario, pero te toparás con leyes que dicen que el catastro urbano es competencia municipal y el catastro rural es competencia del Estado. El PTD, el Modelo Básico para la delimitación de áreas urbanas y el Reglamento para la homologación de la delimitación del área urbana te obliga a pensar en polaridades. Los radios urbanos son malas palabras que habría que anular por la ley contra el racismo y porque va contra una resolución de Hábitat III que dice: NO DEJAR NINGÚN TERRITORIO FUERA, ¿Porqué dejar sin servicios básicos a los que están fuera de los radios urbanos? una visión integral «de verdad» tendría que «podar» del lenguaje los términos añejos que bloquean la planificación territorial. Viste Jorge, son las leyes las que imponen visiones y conceptos que no se adecuan a las condiciones de vida actuales.

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