AVASALLAMIENTO DEL ESPACIO PÚBLICO: ¡MODO INCREIBLE!!

El 3 de enero pasado publiqué una mini-entrada con el título ¿Nueva Forma de Avasallamiento del Espacio Público?, en la que mostré unas «extrañas construcciones» que atraviesan la acera y que obstaculizan en gran manera la circulación peatonal (razón de ser de las aceras), ubicadas en la esquina de la Av. 14 de Septiembre y la Calle «0»-A.Prieto, en la zona de Obrajes. El «misterio» de tales construcciones FUE DEVELADO!! Efectivamente hemos llegado a niveles de irracionalidad y falta de criterio de quienes administran esta bella ciudad de Nuestra Señora de La Paz que resulta difícil medir y entender… identificar la calle y el barrio ¿requiere de tremendos «monumentos» que no son otra cosa que obstáculos?, ver las fotografías. La verdad que el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz debe explicar mucho al respecto, si es autor de esta irracionalidad o si ha pecado de tremenda omisión permitiendo que otros lo hagan.

¿OTRA FORMA DE AVASALLAMIENTO DEL ESPACIO PÚBLICO?

Acostumbrados como estamos a que el avasallamiento del espacio público parezca una actitud “normal” porque, además de comerciantes y otras actividades comerciales lo hacen a diario y sin control, también lo hace el Estado (ver el Edificio del Centro de Comunicaciones La Paz-Correo y otros ejemplos) o lo hacen manifestantes y bloqueadores.

Esta sensación de “normalidad” logra llamar la atención cuando se descubre una “original y novedosa” forma de ocupación del espacio público en la ciudad de La Paz, construcciones de ladrillo y cemento atravesadas en las aceras, claramente “diseñadas” por las formas que presentan.

Esta ocupación se ubica en la esquina de la Av. 14 de Septiembre y la calle Abelardo Prieto Echalar, conocida como Calle “0” (ver Figura 1), un callejón de descongestionamiento, útil para el retorno, muy utilizado como espacio de parqueo para oficinas y edificios universitarios, fue recientemente objeto de asfalto y construcción parcial de aceras, claramente sin responder a un diseño que pueda mejorar estructuralmente sus características para servir mejor.

Precisamente en estas aceras “aparecieron” de la noche a la mañana estas construcciones de ladrillo y cemento cuya necesidad y utilidad parece incomprensible, pero están ahí, atravesando las aceras y obstaculizando totalmente su utilidad para la circulación peatonal. ¿Quién las realizó? El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) ¿sabe de su existencia? El GAMLP ¿aprobó estas construcciones? Esperamos que las respuestas se conozcan pronto.

¿QUÉ NOS PASA?

LOS POBLADORES Y EL ESTADO TAMBIÉN PUEDEN SER «PROBLEMAS DE LA CIUDAD«

Cuando inicié las publicaciones en este blog referido al “hacer ciudad”, lo hice con la convicción de que hacer ciudad es responsabilidad de todos: del Estado central que, por determinación de la Constitución Política, debe generar “políticas generales sobre tierras y su titulación” (Artículo 298, I.17), lo que, parece, no lo está haciendo muy bien (ver en este blog: https://jorge-valenzuela.blog/2022/10/19/se-confirma-el-avasallamiento-de-propiedad-publica/) y, además, debe planificar el desarrollo del país para generar mejores condiciones de vida para sus pobladores de áreas rurales y urbanas, lo que, parece, no acaba de entender porque considera las ciudades como “obras públicas” (el desarrollo urbano está a cargo de una dirección en el Ministerio de Obras Públicas) pretendiendo, sin lograrlo, privilegiar al área rural, como espacio aislado, sin relación con los grandes y medianos asentamientos humanos, desde un Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, atribuyéndose, a partir de uno de los grandes “errores” de la Constitución, competencia exclusiva sobre asentamientos rurales (Artículo 298, II.28), “error” incluido a propósito para control desde el Estado central a partir de una equivocada visión de un país predominantemente rural.

La elaboración de la Política Nacional de Desarrollo Integral de Ciudades ha sido concluida con apoyo de ONU-Habitat y la participación activa de ciudadanos y profesionales. (Imagen: elaboración propia con fotos del documento Política de Ciudades y foto de Shutterstock)

Con apoyo de ONU-Habitat se ha elaborado la Política Nacional de Desarrollo Integral de Ciudades, un documento marco fundamental, el mismo que no ha recibido prácticamente ninguna atención de las autoridades y, a pesar del tiempo transcurrido, no tiene promulgación para poder entrar en vigencia. No creo que quienes han asumido la responsabilidad de administrar el estado tengan muy claro que, desde esa ubicación, se debe planificar y actuar buscando el bien común por encima de cualquier interés sectorial o personal.

En este blog se han hecho varios análisis de cómo se transgrede la norma y no se realiza la fiscalización correspondiente desde las instancias del Gobierno Municipal.

Hacer ciudad es responsabilidad del sector privado desde toda la diversidad de sus campos de acción: del campo dedicado a la construcción y al negocio inmobiliario, en el que se han generado lamentables situaciones dentro del Concejo y el Ejecutivo municipales, además de no medir importantes perjuicios a la sostenibilidad y calidad de vida de la ciudad a partir de verdaderos atentados contra la normativa vigente.

(Ver en este blog entradas al respecto:  https://jorge-valenzuela.blog/2022/01/30/que-pasa-con-la-norma-no-hay-fiscalizacion/; https://jorge-valenzuela.blog/2022/03/16/regularizacion-a-la-medida-del-negocio-contra-la-ciudad/).

Desde el campo profesional tenemos grandes responsabilidades frente a la ciudad los arquitectos, los urbanistas, los ingenieros civiles, los ingenieros sanitarios, los medioambientalistas y los de otras especialidades, obligándonos a una actividad enmarcada en la ética profesional y en cumplir y velar por el cumplimiento de la normativa vigente, en prevenir a la población y a las autoridades sobre los efectos e impacto que, desde nuestra experiencia y visión técnica, pueden provocar ciertas acciones e intervenciones en el territorio y la infraestructura. (ver en este blog: https://jorge-valenzuela.blog/2022/09/22/la-paz-densificacion-necesaria-pero-como/)

Dese el Estado se transgrede la norma. El Gobierno Central emprendió contra el patrimonio arquitectónico y urbanístico, destruyendo un conjunto de viviendas republicanas, en buen estado de conservación, para imponer la construcción de sus «símbolos del nuevo estado descolonizado», de muy dudosa calidad arquitectónica y que, no han sido pensados en función de su impacto sobre el precario espacio público del centro.

La responsabilidad del ciudadano, del poblador de la ciudad, en el hacer ciudad es enorme y fundamental, desde educar a los más pequeños para que comprendan su responsabilidad personal frente al otro, frente a los demás, inculcando valores y actuando en consecuencia, educando con el ejemplo y mostrando que queda claro para todos que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los otros. Los pobladores de esta ciudad debemos tener presente, siempre, que vivir en sociedad requiere reglas que deben cumplirse, porque estas reglas generan un marco de respeto entre unos y otros y de obligaciones frente a la propiedad de todos, la ciudad, su infraestructura, sus espacios públicos, sus áreas verdes, su medio ambiente, su paisaje, su imagen, sus equipamientos y sus servicios.

Dicho esto, me referiré al título de esta entrada, los pobladores e incluso las autoridades como uno de los problemas de la ciudad, lo que parece carecer de lógica, sin embargo, la observación cotidiana de lo que ocurre en la ciudad permite mantener la afirmación e incidir en que el problema radica no en el poblador en sí sino en sus actitudes y cuyo efecto lo sufre él mismo y, al parecer, no le importa mucho. Raras veces hago referencias políticas en las entradas de este blog, pero, por el tema que trato en esta entrada es necesario referirme a la sistemática “desinstitucionalización del estado” perpetrada en los últimos años pretextando “proceso de cambio”. ¿Por qué es importante esa referencia? Porque la sistemática destrucción de la institucionalidad ha llevado a la ciudadanía a la “creencia” de que todo es posible, que no existe ley o normas (porque ciertamente la justicia está podrida) y que “podemos hacer lo que nos dé la gana”, parece una reacción lógica, dado que hasta se ha violado la Constitución Política del Estado, desde el propio Estado, en varias oportunidades.

Varias muestras de la ocupación indiscriminada de los espacios peatonales por comercio informal e incluso formal, que no permite circulación segura en una ciudad que ya tiene características que la hacen poco amigable para el peatón en muchos lugares y presenta deficiencias para la inclusión. (Imagen elaboración con fotografías de: Diario Página Siete-arriba; El Diario-centro izquierda; Guardiana-centro derecha; Guardiana-abajo izquierda; propia J. Valenzuela-abajo derecha)

La ocupación indiscriminada del espacio público que, en realidad es un avasallamiento de la propiedad de todos, es una triste realidad. El comercio informal avanza cada vez más en la ocupación de aceras y otros espacios públicos, ejemplo seguido por el comercio formal que hace rato ya salió de los límites de su propiedad avanzando sobre lo público. Es muy comprensible que el comercio informal prolifere por la realidad socioeconómica, pero es obligación del Estado central generar condiciones para la creación de empleos, apoyando a la iniciativa privada y no buscando su destrucción; es obligación del gobierno municipal controlar la ocupación del espacio público, pero parece haber perdido toda posibilidad de acción efectiva al respecto y cada vez se profundiza el lucro privado a costa de la propiedad pública.

Son muchas y variadas las actividades comerciales y de servicios que ocupan el espacio público, desde la venta de comida, con difíciles condiciones de higiene, los talleres mecánicos y de servicios automotrices (carga de baterías, cambio de aceite. lavado de autos, etc.). Se ha perdido el respeto por los demás, como se ve en la imagen de abajo (izquierda), una vagoneta estacionada sobre la acera y en la entrada de EMERGENCIAS de una clínica, obligando a la ambulancia a estacionar a distancia. La norma y el ambiente urbano poco importan, en la foto de la derecha se ve cómo, desde un negocio formal (Megacenter), se ha ocupado el retiro frontal para construir un espacio comercial. (Imagen de elaboración propia con fotografías de: Burbuja Digital-arriba izquierda; El Diario-centro y las otras propias J. Valenzuela)

Y no solamente es el comercio, muchas actividades económicas se realizan en el espacio público, desde procesamiento, venta y consumo de comida con dudosas condiciones de higiene hasta servicios de todo tipo como reparación de vehículos, cambio de aceite, carga de baterías y lavado de vehículos en vía pública. Se que no es posible erradicar estas actividades, pero si es necesario y factible ordenarlas, condicionar su ubicación y su funcionamiento de tal manera que su realización no genere perjuicio para el peatón, la movilidad urbana, los servicios básicos, la higiene y el medio ambiente.

El caos en la movilidad urbana es causado por los operadores y usuarios de medios de transporte, públicos y privados. No se respeta el ordenamiento que el transporte masivo (La Paz Bus-Pumakatari) busca generar, vehículos particulares, de abastecimiento y de transporte público (minibuses) estacionan en las áreas de parada del Pumakatari (imagen arriba izquierda) obligando a los usuarios a cometer las irregularidades propias del transporte sindicalizado. Los particulares prepotentes estacionan donde quieren y como quieren (imagen arriba derecha) molestándose si les haces notar su infracción, como lo hizo el propietario de la movilidad increpándome por tomar la fotografía. Además de estacionar en el espacio de parada del bus, el camión de abastecimiento ocupa el espacio público mostrando LA IMPREVISIÓN DE DISEÑO del Multicine que no previó áreas de abastecimiento al patio de comidas y los negocios que alberga. El camión que recoge escombros en una construcción ocupando espacio público, no solamente dificulta la circulación vehicular, además ESTÁ EN CONTRARRUTA!!! Realmente, ¿qué nos pasa? (imagen elaboración propia con fotografías propias J. Valenzuela)

Estos son problemas importantes por su magnitud, las implicaciones sociales que conllevan y la dificultad de sus soluciones, también me referí antes a los problemas de movilidad que tiene nuestra ciudad (ver entrada: https://jorge-valenzuela.blog/2022/07/21/movilidad-urbana-en-la-paz-puede-mejorar/) a raíz de su deficiente y caótico transporte público, de la concentración de actividades en un centro, del mal diseño de muchas de nuestras vías y de la arbitrariedad de operadores y usuarios y de la falta de educación y control, pero lo que verdaderamente me motivó a escribir sobre este tema fueron las actitudes de los pobladores de nuestra ciudad, sean ciudadanos comunes u operadores de servicios, en el “modo podemos hacer lo que nos dé la gana”.

No respetar el semáforo es la transgresión más común, haciendo que quienes lo hacemos aparezcamos como tontos o «perjudiciales». Estacionar en la acera es otra costumbre prepotente, especialmente de los propietarios de vehículos particulares y no faltan quienes, además de ocupar TODA la acera, no respetan otras normas como dejar expeditos los accesos para personas con capacidades diferentes. (Fotografías propias J. Valenzuela)

Estacionamiento en doble fila con el supuesto de la “magia” de las luces de parada que creen podrían “desmaterializar” el vehículo y no perjudicar el flujo normal del tráfico; si les reclamas… quieren comerte, si se acerca el agente (policía o municipal) le gritan y hasta lo maltratan ¿de dónde obtienen su derecho para no cumplir las reglas?, de su prepotencia (“¿sabes quién soy?”), del supuesto poder que les da su condición económica, su apellido, su afiliación al sindicato, su pertenencia a las fuerzas armadas o policiales o su militancia en el partido de gobierno. La misma actitud está en no cumplir señales como el semáforo en rojo, “no girar a la izquierda”, “no girar en U”, “no estacionar”, etc.

Es una costumbre muy difundida en la ciudad, poner «casetas de seguridad» en plena acera, sin importar la dimensión de éstas, lo triste es que son AUTORIZADAS!! Ocupar la acera con materiales de construcción es otra de las «costumbres más arraigadas» en las ciudades bolivianas, parece ser que con autorización municipal pero sin reglamentación de ningún tipo para preservar la seguridad de los peatones y tampoco con alguna limitación de temporalidad como lo demuestra la imagen de arriba a la derecha. (Imagen de elaboración propia con fotografías de: Guardiana-arriba derecha y las demás propias J. Valenzuela)

El que está construyendo ocupa la acera con material de construcción cerrando el paso a los peatones, no se sabe si tiene el “permiso de ocupación de vía” que debería otorgarle el gobierno municipal, si lo tuviera, “circule por el frente” es su aviso, ¡no señor!, el permiso de ocupación de vía debe garantizar la libre circulación y la seguridad del peatón e incluso de los conductores de vehículos; en nuestra ciudad el constructor tiene el privilegio de la ocupación de vía cuando los privilegiados deben ser el vecino, el peatón o el conductor.

En resumen, los más hacen lo que les viene en gana porque creen tener derechos pero no obligaciones, que están por encima de la norma porque ya no importa la norma dado que hasta la norma fundamental (Constitución) se pisotea cada día desde el propio gobierno. Andamos mal, muy mal!!!

Imagen destacada o de cabecera: Vista de la ciudad de La Paz, fotografía de Dreanstime.

El Jurado Internacional de la XIV Bienal de Arquitectura Boliviana nos otorgó una Mención de Honor en la categoría Investigación y Producción Intelectual. Nos alienta al compromiso de mejorar permanentemente.

MOVILIDAD URBANA

Continuando con la revisión de los problemas urbanos cuyas soluciones demandan grandes inversiones, verdadera voluntad política y efectiva participación, tomamos los problemas de movilidad urbana, que van más allá del transporte y de la infraestructura vial, pasan por la accesibilidad y autonomía, cercanía, seguridad y uso del espacio público. Pero, también, se hará énfasis en las responsabilidades que, como autoridades, ciudadanos, inversores y profesionales asumimos.

Movilidad urbana

Es indudable que la circulación vehicular se ha hecho muy pesada en la ciudad de La Paz, además de un transporte público basado en unidades pequeñas (“minibuses”), con capacidad de entre 10 y 15 pasajeros, hay grandes oportunidades para importar y adquirir vehículos nuevos y otras que facilitan el contrabando y la informalidad total, incrementando anualmente, según información del GAMLP, en 12,000 unidades el parque automotor.

Aún no creo mucho en la capacidad del teleférico como transporte público masivo, indudablemente ha generado, además de un gran y dañino impacto sobe el espacio público, comodidades para muchos usuarios en determinados tramos, conectividad rápida y atractiva y alternativa al transporte bloqueado; quizá su mayor ventaja está en las líneas roja y amarilla, ahora también la morada, porque unen el conglomerado La Paz-El Alto salvando 200 metros de desnivel. Sin embargo, concluida la red y las interconexiones, en el tiempo, habrá que medir y analizar su importancia y aporte en las mejoras a la movilidad.

El sistema de transporte de La Paz Bus, los buses Puma Katari que, sin duda, con su servicio han creado una cultura de respeto, educación y buena ciudadanía, trasladada también al teleférico, no obstante ser “más masivo”, aún no ofrece un balance efectivo en su aporte para resolver los problemas de movilidad urbana. En mi opinión, todavía no lo logra, porque el poder y la presión de los sindicatos de transportistas “minibuseros” no le permiten cubrir las rutas principales y de mayor demanda y, también, porque el sistema está aún incompleto y en proceso de conformación. El transporte masivo, ideado por La Paz Bus, tiene un largo camino para desarrollarse y una dura batalla contra los intereses del, aún, monopolio de los poderosos grupos y sindicatos de transportistas.

Importancia del transporte masivo
Importancia del transporte público masivo para la sostenibilidad del desarrollo urbano. (Gráficos del «Manual de diseño de calles para las ciudades bolivianas», Proyecto Aire Limpio y Swisscontact, 2015)

Pero también debemos ver otras causas de este desorden y de la incapacidad de resolverlo con lo hecho hasta ahora; desde mi punto de vista, la más importante es que no planificamos ni ordenamos la ciudad. El maestro Richard Rogers afirma que “cuanto más se expanden las ciudades, menos rentable resulta la expansión de sus sistemas de transporte público y, por tanto, más dependientes son los ciudadanos del vehículo privado”.

Por ello debemos preocuparnos por lo que ocurre en El Alto, con una expansión que, facilitada por la topografía de su territorio, parece ilimitada, como también lo parece la de Santa Cruz de la Sierra, ciudad en la que ya está claro que el peatón ha perdido toda posibilidad de moverse con facilidad, tranquilidad y seguridad, es una ciudad hecha y haciéndose para el vehículo. Esta visión errada en el ordenamiento de nuestras ciudades obliga a imaginar soluciones muy caras y, posiblemente, poco efectivas y con fuerte impacto, como el proyectado tren metropolitano de Cochabamba e incluso el teleférico en La Paz.

Coherente con su análisis y diagnóstico, la propuesta de Richard Rogers es la de “superar el urbanismo de función única y del predominio del automóvil”, creando una ciudad compacta y policéntrica. La “policentralidad” implica la sobreposición de funciones, la desconcentración de actividades, la cercanía y accesibilidad, condiciones de un urbanismo sostenible, para lo que La Paz presenta características y condiciones más que interesantes; de los componentes “origen y destino” del análisis de demanda de transporte, debemos “modificar el destino”, por ello, en el Plan La Paz 2040 logramos introducir el concepto y de éste nació el Programa de Centralidades, tema que será desarrollado con detalle en otra entrega.

Mapoa origen y destino
El concepto que planteo de «modificar el destino» a partir de la consolidación o creación de nuevas centralidades. (Mapa de origen y destino de la movilidad urbana elaborado por el Instituto del Transporte y Vías de Comunicación de la UMSA)

La tendencia, casi normal, para resolver los problemas de circulación es la de ampliar la infraestructura vial, ensanchar avenidas y calles, construir distribuidores, abrir nuevas vías, etc., pero, como ya dijo el sociólogo, historiador, filósofo de la tecno-ciencia, filólogo y urbanista Lewis Mumford: “ampliar el número de vías de una autopista para reducir la congestión vial es como aflojar el cinturón para resolver la obesidad”.

Soy un convencido que tenemos infraestructura suficiente, más ahora que el GAMLP está construyendo grandes distribuidores de tráfico (serán comentados oportunamente en otras entregas); gran parte del caos vehicular, en mi opinión, radica en el sobre-dimensionado de vías, lo que permite a conductores poco educados e irresponsables hacer lo que quieren. Redimensionar adecuadamente anchos de vías, cruces, paradas y otros espacios de circulación vehicular, permitiría recuperar espacio público para el ciudadano de a pie, ordenar la circulación vehicular y controlar exceso de velocidad, temas que, también, podremos verlos en otras entregas.

Redimensionado vías
Ejemplo de recuperación del espacio público con el redimensionado de vías en la zona del Cementerio de Sucre, Bolivia. (Gráficos del «Manual de diseño de calles para las ciudades bolivianas» , Proyecto Aire Limpio y Swisscontact, 2015)

Responsabilidades

Sobre las responsabilidades de autoridades se habló líneas arriba, siendo la planificación la más importante, pero hablamos de planificación participativa, no la de “informar sobre lo que estamos haciendo” que es como se han elaborado algunos planes, programas y proyectos siempre y por años. Sin embargo, en esta tan mentada planificación participativa, el ciudadano consultado debe tener claro que no se trata de pedir o demandar, tampoco de buscar el interés sectorial o de “mi barrio” o “mi calle” e, incluso, “mi casa y yo”, debemos aprender la importancia y el valor del bien común.

La educación es vital para buscar soluciones a este problema, se ha avanzado bastante con las “cebras” y otros esfuerzos municipales, sin embargo, mientras no se de la formación de conciencia ciudadana desde la infancia, en las aulas y en el hogar, seguirán los transportistas ignorando el rojo en los semáforos, la parada, el servicio al ciudadano y el usuario “apoyando” el caos adaptándose a sus causas. Asimismo, los conductores particulares desconociendo la obligación de las reglas, incumpliéndolas con prepotencia frente a los que ejercen el control y éstos sucumbiendo a la “coima”, etc.